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_El piso de la caZa.

_¿Qué es lo que extraña de Australia el Canguro? preguntó Cazador al Zoólogo, mientras contaba los billetes.  _La libertad para las pequeñas travesuras. La simpleza de las diabluras de entrecasa. Saltar en pisos conocidos. Pero, y muy sobre todo, caer en ellos. Supongo.

_Caldos gordos y acontecimientos flacos.

Hechicero escuchó las palmas en la puerta de su morada. Separó el cacharro del fuego, para evitar el desborde coccional, y acudió presto hasta la puerta. No abrió sin antes curiosear por una ventana aledaña. No por nada, pero por las dudas. Hay visitas que mejor dejarlas pasar. Era ElPerro .  Abrió, entonces, y lo dejó ingresar. Dándole la espalda, volviendo hacia la cocina y haciendo gestos que invitaban a seguirlo. ElPerro inició su alocución pero fue interrumpido inmediatamente por Hechicero.  _no es necesario que digas nada. Madre ha muerto. Lo sé. No llores si no te sale. No es un mérito sentir tácitamente. Algunas. Veces. ElPerro asintió. O bajó la cabeza por estremecimiento. Era la forma que tenía de recibir (otra vez) el impacto. _¿cómo se sigue?, preguntó. _así, dijo.  Y probó del caldo. Dio vuelta su cara, por vez primera, viendo al cabizbajo. "Mírame", h izo una muesca de desagrado y le escupió lo que quedaba del alimento a sus pies.

_Como perros y gatos. Y mares.

ElPerro tenía sus amigos. Más, también sus enemigos. Algunos de ellos, eran los naturales. Los esperables. Los gatos, por ejemplo. ElGatoNegro, de la vecina de la cuadra Namuncurá, era uno de sus adversarios más temidos. Y respetados. Sentimientos, ambos, sostenidos desde sendos lados de la contienda. Grieta, le dicen algunos. ElPerro entendió tempranamente que el mantra que reza "al mar no hay que tenerle miedo, hay que tenerle respeto" era un oxímoron. No puede no respetarse aquello que nos horroriza. Tenga olas. O se lambetee las bolas.

_No es bueno dejar para mañana...

Un día (cualquier día, porque de eso hablamos cuando hablamos de "días" en la Eternidad), DiosMalo decidió borrar el Reino de un plumazo. Entonces se sentó a pensar los modos. "Un diluvio..." Ya usado; "Plagas..." Cursi; "Crack económico..." Poco poético; "Fuegos fatuos..." Demasiado ostentoso; "Meterorito..." Lugar común; "Orgías..." Fácil; "Hambre..." Lento; "Guerras..." Rápido; "Adicciones..." Cruel; "Amores no correspondidos..." Excesivamente cruel. Estuvo así un rato y, como no se decidía, prefirió dejar la elección para mañana (cualquier mañana, porque de eso hablamos cuando hablamos de "mañanas" en la Eternidad).

_Palabras cruzadas

Dueño se divertía mucho con los crucigramas. Sobre todo, cuando no tenía nada divertido que hacer...

_Elefantes

Los elefantes eran algo raro en el ParaWay. Pero hace unos cuantos años pasó un circo por el Reino y, tras su retiro, quedaron un par de aquellos. Éstos, librados al azar de su propia supervivencia, lograron hacerse un lugar en la fauna del lugar. Claro que, para ello debieron adaptarse bastante a las condiciones que se les presentaban en este nuevo escenario. Deben aceptar cargar con los trabajos más duros a cambio de unos maníes. Son mal mirados. Insultados. Repudiados. No hay quien no diga que nunca tendrían que haber venido a estas tierras. ¡Nuestras tierras, no las suyas! Pero los elefantes siguen aquí.  A veces añoran el circo. Otras no. Después de todo, las piruetas las siguen haciendo.

_Ópticas...

ElPerro caminaba con Dueño por las arboladas callejas del Reino de ParaWay. Era un día diáfano. Lindo. De esos que no están preparados para pensar.  De pronto, masculló algo en voz alta: -Pasto, rock, gin, poetas, mujeres (conceptualmente hablando...), hachís, limones, discos, estrellas y noche, esa mujer (materialmente hablando...), nosotros: los perros, ensaladas, la leyenda del Conde de Dracull, libros... qué más se le puede pedir al DiosBueno? -Un carnicero?, preguntó Dueño. -Puede ser... Habría que averiguar qué opinan las vacas...