_Caldos gordos y acontecimientos flacos.

Hechicero escuchó las palmas en la puerta de su morada. Separó el cacharro del fuego, para evitar el desborde coccional, y acudió presto hasta la puerta. No abrió sin antes curiosear por una ventana aledaña. No por nada, pero por las dudas. Hay visitas que mejor dejarlas pasar.

Era ElPerro

Abrió, entonces, y lo dejó ingresar. Dándole la espalda, volviendo hacia la cocina y haciendo gestos que invitaban a seguirlo.

ElPerro inició su alocución pero fue interrumpido inmediatamente por Hechicero. 

_no es necesario que digas nada. Madre ha muerto. Lo sé. No llores si no te sale. No es un mérito sentir tácitamente. Algunas. Veces.

ElPerro asintió. O bajó la cabeza por estremecimiento. Era la forma que tenía de recibir (otra vez) el impacto.

_¿cómo se sigue?, preguntó.

_así, dijo. Y probó del caldo. Dio vuelta su cara, por vez primera, viendo al cabizbajo. "Mírame", hizo una muesca de desagrado y le escupió lo que quedaba del alimento a sus pies.

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